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Historia de la Artillería.

Introducción.

 

Por el Coronel Don Antonio de Sousa y Francisco

 

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Contenido de esta página:

 

Capítulo II. Introducción a la Historia de la Artillería.

  • La Pólvora 

  • Los Primeros Disparos.

  • Las Épocas de la Artillería.

  •  


     

    Capítulo II 

    Introducción a la Historia de la Artillería.

    "La Artillería es tan antigua como las querellas de los hombres", así empieza D. Tomás de Morla su célebre Tratado de Artillería, que se publicó el año 1784 y que sirvió de texto en el Real Colegio de Artillería de Segovia. Al escribir estas palabras comprendía en el concepto Artillería a todas las máquinas que los hombres han empleado para arrojar proyectiles. Pero, sin olvidarnos de las máquinas antiguas, catapultas, balistas y demás ingenios que utilizaban medios mecánicos para lanzar sus proyectiles, nos referiremos al hablar de Artillería a la que emplea la fuerza de los gases producidos por la combustión de la pólvora para efectuar el lanzamiento y un equipo de varios hombres para su servicio. Tomada en este sentido, la Artillería ya no resulta tan antigua. En escritos del siglo XIII, antes del empleo de la pólvora, ya se denominan artilleros a los herreros y carpinteros ocupados en la construcción de ingenios, máquinas y carruajes de guerra y Artillería al arte que practican. Se supone que la voz proviene del latín artellarius y ésta, a su vez, derivada de arts, arte. Es posible, lo que es seguro es que antes de que hubiera cañones y antes de que en España se conociera la pólvora, ya existían los artilleros. Por tanto no resulta extraño que siendo artillero el artífice del hierro, se llamase así a los que forjaron luego las primeras bombardas, que surgen a mediados del siglo XIV, y a su vez tomaran este nombre los hombres que las manejaban, artillería al material por ellos empleado y arte al que ellos ejercían.

     

    La Pólvora.

    A pesar de todos los personajes, más o menos legendarios, a quienes se ha atribuido la invención de la pólvora, la verdad es que se ignora su verdadero origen. Se supone que su aplicación a la Artillería se debe a los árabes y que éstos la transmitieron a los moros africanos, por cuyo camino llegó a los españoles. Lo que es rigurosamente exacto es que la primera aplicación práctica de la pólvora se hizo con fines poliorcéticos, es decir, defensa y asedio de fortalezas. Parece ser que la composición de la primitiva pólvora medieval, era, aproximadamente, de 50 % de salitre, 25 % de azufre y 25 % de carbón. El salitre aumenta la potencia y retarda la combustión, el azufre incrementa la inflamabilidad y el carbón acelera la combustión y esta composición resultaba muy inflamable, muy acelerada y con muchos humos y fogonazo. Esta inadecuada proporción se fue corrigiendo a lo largo del siglo XV.

     

    Los Primeros Disparos.

    Parece fuera de duda que los primeros disparos que tronaron en Europa ocurrieron en España, de los que se tiene noticia fidedigna, y fueron efectuados por los moros de Mohamed IV de Granada contra las fronteras cristianas de Alicante y Orihuela, en el año 1331.

    Narran las crónicas de la Plaza de Algeciras, sitiada por los castellanos de Alfonso XI (1342-1344), que entre sus huestes siembran gran espanto las pellas de fierro (pelotas de hierro) lanzadas por las máquinas de pólvora de los moros sitiados, a las que los atacantes bautizan con el nombre de truenos. Este asedio debió de tener gran importancia, pues a él asistieron junto al ejército castellano muchos extranjeros, quienes a la vuelta a sus tierras debieron propalar la noticia de la nueva y terrible arma que habían tenido ocasión de ver. Lógico es que los cristianos imitasen a sus enemigos y construyesen artefactos parecidos y así en Castilla y Aragón se adoptó enseguida el invento, siguiendo Navarra unos treinta o cuarenta años después. Se puede asegurar, pues, que a partir de mediados del siglo XIV la Artillería tomó carta de naturaleza en España, desde donde debió pasar a las demás naciones de Europa. A partir de este momento se puede seguir la evolución de los materiales de Artillería, sus municiones y montajes a través de los tiempos, contemplando y estudiando las magníficas colecciones de nuestros Museos, muy especialmente la del Museo del Ejército de Madrid, que en su Planta de Artillería tiene la mejor colección del mundo y la más extensa y detallada bibliografía debida a ilustres artilleros españoles.

     

    Las Épocas de la Artillería.

    Los casi siete siglos de Artillería que vamos a contemplar, los consideramos divididos en cuatro épocas, división impuesta por la forma como se han ido llevando los progresos en la fabricación de los materiales. Sin embargo, estos progresos no aparecieron de una forma continua, sino que hubo períodos de gran actividad en tiempo reducido, seguidos de otros más largos en que los adelantos logrados eran escasos. Los períodos de actividad nos marcarán el principio de una nueva época y las épocas se van solapando unas a otras. Las épocas que consideramos son las siguientes:

    I Época. 

    Llamada también de la Artillería de Hierro Forjado. Abarca desde los primeros disparos hasta los comienzos del siglo XVI. La pieza característica es la bombarda.

    II Época

    O de la Artillería de Bronce. Comprende los siglos XVI y XVII. Sus piezas características son la culebrina y el cañón, ambas de ánima lisa y de avancarga. Aparece el mortero.

    III Época. 

    Llamada también de la Artillería de Ordenanza. Se sigue utilizando el bronce y también el hierro. Abarca el siglo XVIII y la primera mitad del XIX. Piezas lisas y de avancarga. Se emplea el cañón, el mortero y aparece el obús.

    IV Época. 

    O de la Artillería de acero. Comprende la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX. Se caracteriza por el rayado del ánima, la retrocarga y el empleo del acero en la construcción de los materiales.

    Artillería Actual (No incluída en este estudio)

    Prolongación de la anterior, hasta nuestros días. Se desarrollan las piezas autopropulsadas, los grandes alcances, la Artillería Antiaérea y los misiles.


    Aquí finaliza esta guía. 

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