Las
Guerras
Napoleónicas
Epílogo
julio
1815 a mayo 1821
Índice
de épocas y temas, todo disponible en esta página:
Epílogo de
Personajes y Hechos de Europa Occidental; agosto a diciembre 1815
Destierro de Napoleón en
Santa Helena, octubre 1815 a mayo 1821
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a Portada de Guerras Napoleónicas
Las Guerras
Napoleónicas: Epílogo, 1ª Parte.
Epílogo de Personalidades y Hechos
de
Europa Occidental, de julio a diciembre 1815
1815
8 julio 1815:
Louis XVIII y El Terror Blanco.
El rey Louis XVIII retorna a París asumiendo la
jefatura del gobierno. Presionado por la Coalición, decreta la
disolución de todo el Ejército Francés. Ya sin que nadie se lo impida,
los ejércitos aliados ocupan progresivamente las ciudades del país,
cometiendo abusos y saqueos como represalia por la invasión napoleónica
de Bélgica.
Con la reinstauración de la monarquía vuelven los
nobles, sacerdotes y opositores que se exiliaron al comenzar el Imperio
de los Cien Días de Napoleón, aprovechando la nueva coyuntura para
vengarse de sus seguidores, los llamados bonapartistas, aún numerosos
entre las capas más bajas de la sociedad.
El rey Louis pretende reinstaurar el Antiguo
Régimen, aboliendo las reformas liberales efectuadas por gobiernos
republicanos e imperiales. El partido Ultra agrupa a las masas
monárquicas en lugares como Marsella, Avignon, Tolouse y Nimes, y las
lanza contra cualquier presunto enemigo del absolutismo.
Francia se sumerge en una época de odio. Los
partidarios y altos funcionarios del depuesto Emperador son perseguidos
con saña por turbas que gozan de la aquiescencia de los soldados aliados
y del gabinete del nuevo soberano, cuyo deseo es eliminar cualquier
apoyo social que tuvieran los anteriores gobiernos para que no puedan
resurgir nunca más.
Durante las próximas semanas morirán decenas de
personas. Algunas de ellas estuvieron comprometidas con la República o
el Imperio, pero otras no, pues la persecución acaba convirtiéndose en
reaccionaria ya que en ocasiones lo que se pretende es robar los bienes
de las víctimas, culpándoles de cargos equívocos o exagerados por el
ambiente caótico.
El monarca convocará unas nuevas elecciones para
el parlamento en agosto, en las cuales los Ultras resultarán vencedores,
proporcionando a las persecuciones una cobertura legal: se establecerán
Consejos de Guerra sumarísimos contra republicanos y bonapartistas,
seguidos de oleadas de expropiaciones, encarcelamientos, ejecuciones y
deportaciones.
Los más acosados serán los miembros del
mariscalato de Napoleón. Brune es asesinado por una turbamulta, Vandamme
podrá escapar a América, Ney y
Murat serán arrestados y después fusilados. Bonaparte está prácticamente
cercado en Rochefort, protegido por sus leales de una muerte
segura.
El propio Louis XVIII comienza a preocuparse de
las muchedumbres incontroladas que merodean por su reino y pedirá el fin
de las persecuciones, pero no terminarán hasta el verano del próximo
año.
15 julio a 7 agosto 1815:
Napoleón,
Prisionero de Inglaterra.
A principios de julio, Bonaparte huyó de Malmaison
esperando escapar a América en una fragata que le aguardaba en Rochefort. Pero
la mala climatología impide su partida, y finalmente una escuadra británica al
mando del almirante Maitland bloquea el puerto, quedando el fugitivo
prácticamente cercado.
Tras ser derrotado cerca de Waterloo y abdicar,
Napoleón perdió todo su poder, y ahora teme incluso por su vida, pues los
ejércitos aliados han ocupado Francia, restableciendo en el trono al soberano
Louis XVIII, que alienta la persecución de los bonapartistas y republicanos para
reinstaurar el Antiguo Régimen. El ejército francés es disuelto.
Los partidarios de Napoleón están siendo detenidos y
ejecutados, y es sólo cuestión de tiempo que él mismo sea arrestado, y los
monárquicos franceses exigen su muerte. Quienes le acompañan en Rochefort le
ofrecen planes alternativos de huída, pero él los rechaza por considerarlos
indignos del que fuera un Emperador.
El 10 de julio, Bonaparte pierde toda esperanza y envía
un emisario al almirante Maitland para negociar su entrega en condiciones de
dignidad y salvaguardia de su persona; sabe que a diferencia de los prusianos,
los ingleses no desean su muerte, pero sí exiliarle.
Pero la noche del 14 de julio, una de las autoridades
de la localidad le previene de que el rey ha cursado ya su orden de arresto. A
sabiendas de que el destino que le espera si se queda en el país es fatal,
prefiere entregarse a los británicos.
Al alba del 15 de julio, Napoleón sube a bordo del
buque
"Bellérophon" entregándose sin condiciones, esperando tan sólo escapar
de Francia; Maitland acepta llevarle a Gran Bretaña como prisionero de guerra,
aunque no lo es, pues oficialmente esta había terminado con la firma de un
armisticio y la ocupación de París el pasado 7 de julio.
Abordo del "Bellérophon" cruza el
Canal de la Mancha, y aunque el barco atraca en el puerto inglés de Torbay no se
le permite salir de su camarote; después el llevado al puerto de Plymouth, donde
también se le mantiene confinado en el buque.
Napoleón escribe una carta al
Príncipe de Gales, en la que le dice:
"Expuesto a las facciones que dividen mi país y a la enemistad de los primeros
Soberanos de Europa, he concluido mi carrera política. Cual otro Temístocles, vengo a tomar un asilo en los hogares
del pueblo británico..."
Sin embargo el gobierno inglés no tendrá clemencia con
él, y se decide desterrarlo de por vida a la pequeña y remota isla de Santa
Helena, situada en pleno océano Atlántico, a unos 6.500 Km. de Inglaterra, 2.900
Km. de Sudamérica y 2.800 Km. de ciudad de El Cabo.
El 7 de agosto, Napoleón parte
hacia Santa Helena en el buque británico "Northumberland" acompañado de un séquito de tres militares,
entre ellos el mariscal Bertrand y el general Goucourt, doce criados, el
Conde de Las Cases, y el cirujano
irlandés Barry O’Meara, que era médico del "Bellerophon".
27 agosto 1815:
Los austriacos toman la fortaleza francesa de
Hüningen, en Alsacia.
9 septiembre 1815:
Fin del Congreso de
Viena
El 18 de septiembre del pasado
año, tras la primera abdicación de Napoleón y su exilio a Santa Elba,
los gobiernos europeos acordaron reunirse en la capital austriaca para
restablecer el mapa europeo tal como era antes de las guerras
revolucionarias e imperiales, y solucionar los problemas relativos a los
nacionalismos surgidos tras 1792.
En la capital imperial austriaca,
los representantes de las monarquías y estados europeos comenzaron a
negociar sobre la posesión o independencia de territorios de forma
inflexible, debido a intereses particulares y contrapuestos: una vez
expuestas las intenciones de cada país, nadie estaba dispuesto a ceder
en sus exigencias.
Francia aprovecha los recelos que
Austria tiene del poderío militar de Rusia para que no se le impongan,
como insiste Prusia, grandes sanciones, y le devuelve sus territorios al
norte de Italia a cambio de presionar a ambos. Inglaterra quiere que
Bélgica se independice de Francia y se una a Holanda para formar un
estado fuerte que le sirva de aliado continental.
Prusia exige fuertes sanciones a
Francia y quiere anexionar Sajonia a cambio de ceder tres cuartas partes
del Ducado de Varsovia a Rusia. Austria reclama el cuarto restante y
firma un pacto secreto con Francia e Inglaterra en caso de guerra contra
Rusia, y a cambio accede a presionar a Rusia y Prusia para que rebajen
las sanciones a Francia.
El resultado de la firmeza en las
posturas de las delegaciones es que el diálogo se corta y las comisiones
degeneran en reuniones sociales, vergonzosamente absurdas por inútiles e
inactivas, salpicadas de banquetes y festejos. El Congreso como tal era
desastroso.
A finales de diciembre la atención
se volvía hacia Francia, pues allí la situación política empeoraba por
que Louis XVIII intentaba reinstaurar el Antiguo Régimen absolutista, lo
cual propiciaría el retorno de Bonaparte, que aún tenía muchos
seguidores. Se comenzó a tratar de la posibilidad de desterrarle más
lejos del continente.
En febrero de este año el Congreso
aprobó una orden declarando ilícito el comercio internacional de
esclavos. Un gesto de buena voluntad pero de muy difícil aplicación, ya
que requería la implicación de los estados firmantes contra terceros
países. Mientras, las auténticas negociaciones estaban estancadas: no se
había llegado a ningún acuerdo.
El 1 de marzo, Bonaparte escapa de
Santa Elba y los representantes reunidos en Viena le
declaran "Enemigo de la Paz". Napoleón restaura el Imperio veinte días
después y comienza a levantar un ejército, lo cual es replicado por otra
alianza militar de estados europeos contra Francia, que será conocida
como la Séptima Coalición.
Mientras las potencias se hayan
reclutando tropas para librar otra contienda, el Congreso emite en mayo
una resolución declarando que Murat, el mariscal francés que fuera
nombrado por Napoleón como Rey de Nápoles, no tiene legitimidad para
ocupar tal cargo, por no descender de la casa de Borbón, heredera
legítima de dicho reino.
En abril, Murat rompe su alianza con Austria
y le declara la guerra, aliándose con Francia, pero es derrotado por los austriacos en Tolentino
el mes siguiente, y debe abandonar Nápoles. Este
conflicto y la inminente guerra contra Napoleón sirven para reactivar las negociaciones en
Viena.
El 6 de junio, el Congreso da su
primer gran paso con la aprobación del acta federativa que crea la Confederación
Germánica, un reconocimiento de los 38 estados soberanos alemanes que
formaran parte del Sacro Imperio y el Imperio Austriaco.
El 9 de junio, el Congreso emite
otro documento más concreto consignando todos los acuerdos territoriales
propuestos. Todas las potencias ven plasmados sus anhelos, excepto
Prusia, pues aunque contribuyó
en gran medida a la derrota de Francia, sólo obtendría un tercio de
Sajonia y un cuarto de Polonia.
Pero el 15 de junio, Napoleón
invade Bélgica y el Congreso de Viena se suspende al día siguiente
emitiendo una declaración por la que los delegados reconocen al Reino
Unido de los Países Bajos como nuevo estado resultado de la unión de Bélgica y
Holanda, tal y como quería Inglaterra, que ya tenía
tropas allí.
Los ejércitos coaligados logran
derrotar dos días más tarde a las tropas francesas cerca de Waterloo y después
persiguen su retirada hacia Francia, ocupándola a principios de julio.
Prusia ha sido la que más tropas ha aportado, lo cual le permitirá hacer
valer sus exigencias cuando el Congreso se reanude, en perjuicio de
Rusia.
Napoleón es arrestado, y en agosto es desterrado a la isla Santa Helena,
mientras el rey Louis XVIII persigue a sus partidarios.
El congreso se reabre con
intereses más concretos. Además de reorganizar el mapa de Europa, se
pretende hacerlo de tal forma que no puedan sucederse guerras
secesionistas o de ideología liberal, instigadas por la Revolución
Francesa, en la que se excusó Napoleón para crear pequeños estados
satélites que le reportaban tropas para sus campañas.
En las sesiones habrá delegados de
los principales estados que participaron en las Guerras Napoleónicas.
Wacken será el jefe de protocolo que sancione sus acuerdos.
Inglaterra tiene la mayor
delegación, formada por el
Duque de Wellington, el Vizconde de Castlereagh, Lord Stewart, Glancarty
y Cathcart. Austria, el anfitrión, esta representada por el Príncipe de Metternich,
Wessemberg y Friedrich Von Gentz. Rusia, la gran potencia, es
representada por el Príncipe Razumovski, el Conde de Nesselrode, y
Stackelberg. Prusia está representada por el Príncipe de Hardemberg y
Wilhem Von Humboldt.
Portugal está representada por el
Duque de Saldanha, y los Condes de Silveira y Palmella, una delegación
demasiado numerosa para sus exigencias, sin duda una atención de su
aliado, el gobierno británico. Francia será invitada más tarde,
representada por Tayllerand, Alexis de Noailles y Latour Dupin. España
es representada por Gómez Labrador, la Confederación del Rin por Karl
Dalberg, y Suecia por Löwenhielm.
En agosto, el Congreso confirma a
Suiza una garantía de neutralidad en las futuras negociaciones, pactos o
alianzas que se puedan determinar. A cambio obtendrá los cantones de
Valois, Neuchâtel y Ginebra.
Hoy terminan las rondas de
negociaciones con un acto solemne en el que se firman los acuerdos
definitivos. Francia es la gran perdedora: sus fronteras vuelven a
ser las de 1792, pero aun así seguirá siendo uno de los mayores estados
de Europa.
Prusia, obtiene la mayoría de
Sajonia, las provincias de Renania, Westfalia, la Posnania, la región de
Thorn y el resto de Pomerania. Se reconoce la Confederación del Rin,
formada por el resto de estados alemanes. Dinamarca obtiene Holstein y
el Laurenburgo.
Rusia recupera casi toda su
Polonia, excepto Cracovia, y se asegura Finlandia, por cuya posesión
mantuvo una guerra contra Suecia, que se queda a cambio con Noruega.
Rusia además impuso sus deseos de reunificar los estados alemanes del
Rin.
Austria conserva su porción de
Polonia, pero renuncia a Bélgica; en cambio obtiene el que fuera reino
de Italia, formado por la Lombardía y el Véneto, además de, Tirol,
Salzburgo y
Dalmacia. Maria Luisa de Austria, la esposa de Napoleón, obtiene Parma y
Plasencia.
Inglaterra, la más beneficiada, obtiene Malta, Helgoland, las Islas Jónicas, El Cabo, isla Mauricio,
las islas Trinidad y Tobago, Guyana y Ceilán, con lo que dispondrá de puertos
estratégicos para forjar un poderoso imperio marítimo; y como exigía, se
reconocen el reino de Hannover y el Reino Unido de los Países Bajos, formado por Holanda y
Bélgica.
Nápoles es devuelta a la casa de
Borbón, pero el resto de Italia es dividida en ocho estados o
principados. Los Estados Pontificios reaparecen, y el reino de Piamonte recibe los ducados de Niza y Saboya, además de Liguria.
España ha sido la más perjudicada
por las guerras napoleónicas, pues perderá casi todas sus posesiones
coloniales en América en los próximos años, debido a su derrota en la
guerra naval contra Inglaterra y la ruina causada por la posterior
guerra de independencia contra Francia, que sumen al país en una
depresión económica.
Europa tras el
Congreso de Viena ( 1815 )
26 septiembre 1815:
La Santa Alianza.
El Zar Alejandro I de Rusia propone al Emperador
Francisco II de Austria y al Rey Federico Guillermo III de Prusia formar
una alianza militar para contener el avance del liberalismo y el
anticlericalismo en Europa, así como mantener el equilibrio de poder
entre las grandes potencias, evitando nuevas guerras por disputas
territoriales.
El acta fundacional rubricada hoy en París se
presenta como una alianza amparada en la "Muy Santa e Indivisible
Trinidad", por la cual los soberanos de los países firmantes se atendrán
a cumplir sus condiciones, debiendo proteger mutuamente sus pueblos de
cualquier gran amenaza contra el divino orden establecido común: la
monarquía absoluta.
Inglaterra será invitada a unirse, pero su
gobierno rechaza la propuesta, pues en Gran Bretaña existe una monarquía
parlamentaria desde hace más de un siglo, además de tener una religión
propia. Además, los ingleses sospechan del texto del acta fundacional,
redactado por ortodoxos rusos, considerándolo demasiado místico y poco
práctico.
En realidad esta alianza es sólo una declaración
de intenciones por parte de sus patrocinadores, que desean mantener sus
gobiernos conservadores y la Europa surgida del Congreso de Viena.
Inglaterra propondrá otro modelo de alianza cuatripartito, a la que se
sumaría también Francia, cuyo tratado inicial será más político y menos
religioso.
4 octubre 1815:
Espoz y Mina huye a Francia tras intentar
un Pronunciamiento en Navarra.
13 octubre 1815:
Ejecución de Murat.
Murat, nombrado por Bonaparte rey
de Nápoles, invadió Lombardía en marzo, pero es derrotado en Tolentino
por los austriacos, que restauran al soberano Fernando IV de Borbón, el
legítimo soberano, mientras el monarca depuesto huye a Francia el 20 de
mayo.
El antiguo mariscal vive con
dignidad en Francia hasta que se entera de la victoria de los ejércitos
de la Coalición sobre Napoleón al sur de Waterloo; estos ocupan el país
poco después, Napoleón abdica, y Murat se convierte en un prófugo con la
llegada al trono francés del rey Louis XVIII de Borbón, que alienta la
persecución de los bonapartistas.
Murat se ve obligado a deambular
por el país de forma clandestina para evitar su arresto o su asesinato,
hasta que finalmente logra escapar a Córcega en un barco.
El 25 de julio arriba en el puerto
de Bastia tras una peligrosa travesía. Allí recibe la noticia de que el
nuevo rey de Nápoles no es querido por su pueblo, que espera su retorno.
Murat inicia los preparativos para recuperar el trono mediante un golpe
militar.
En la madrugada del 29 de
septiembre, Murat zarpa de la bahía de Ajaccio con 6 buques que
transportan algunos soldados leales, pero una tormenta reduce su flota a
dos barcos.
El 8 de octubre, Murat desembarca
en Pizzo de Calabría; donde descubre que sus informes eran falsos. Tras
un breve combate contra tropas borbónicas en el camino cerca de
Monteleone, él y todos sus oficiales son capturados y encerrados en el
castillo de Pizzo, donde será juzgado poco después, siendo sentenciado a
morir fusilado.
Hoy 13 de octubre se cumple su
ejecución, siendo abatido por seis impactos de bala.
17 octubre 1815: Napoleón
llega a Santa Helena.
22 octubre 1815:
Wellington, comandante en jefe de las fuerzas aliadas en Francia.
20 noviembre 1815:
Segundo Tratado de París.
Una vez reorganizado el mapa de
Europa en el Congreso de Viena, las potencias vencedoras de las guerras
contra Napoleón acuerdan castigar al pueblo de Francia por brindarle su
apoyo en los tiempos de la República y el Imperio. Las monarquías
europeas pretenden evitar el expansionismo de las ideas liberales
proclamadas por la Revolución.
Inglaterra y Austria quieren
evitar sanciones excesivas, para que Francia siga siendo un estado
fuerte y contribuya al equilibrio de poder en el continente. Por el
contrario, Prusia, la Confederación del Rin y Rusia insisten en que los
franceses paguen fuertes sanciones y pierdan más territorios, para
debilitarles y que nunca vuelvan a suponer una amenaza.
El Zar de Rusia será el que
imponga sus criterios, no tan extremos como los del rey de Prusia, pero
si perjudiciales para Francia. Sin embargo Austria e Inglaterra logran
moderar sus exigencias proponiendo una fuerte ocupación durante años,
para asegurarse de que el bonapartismo no resurja.
En París se firma hoy un tratado
de paz con unos términos humillantes para Francia, que deberá limitar su
ejército a 150.000 soldados, además de pagar una multa de 700 millones
de francos, en parte para costear fortalezas en las fronteras vecinas, y
soportar una ocupación de 500.000 soldados aliados durante un tiempo de
3 a 5 años; además de continuar debiendo la multa acordada en el primer
tratado de París, firmado el pasado año.
Francia pierde más territorios de
los designados por el Congreso de Viena, situados en las fronteras de
Suiza, Austria y los Países Bajos, volviendo así a tener las fronteras
de 1790, aunque además pierde Cerdeña a favor del reino de El Piamonte.
Para los franceses el tratado es
motivo de vergüenza nacional, y muchos despreciarán a su nuevo rey,
Louis XVIII, por consentir tal atropello, recordando con nostalgia a
Napoleón. En cambio, para los prusianos y alemanes el tratado es
demasiado indulgente.
El Duque de Wellington supervisará
personalmente las obras de fortificación de las fronteras del Reino
Unido de los Países Bajos, estratégicas para Inglaterra. Francia será
ocupada por una fuerza de ingleses, austriacos, rusos, prusianos y
alemanes hasta 1818.
25 noviembre 1815: El
Imperio Ruso anexiona Polonia
oriental.
7 diciembre 1815:
Ejecución de Ney.
El mariscal Ney consigue salir con
vida del desastre del ejército francés al sur de Waterloo y llega al
norte de Francia, recibiendo de Napoleón las órdenes de preparar la
defensa de la frontera y los caminos que van de ella hacia París.
Pero los ejércitos de la Coalición
desbordan a las tropas francesas en todos los sectores. Los aliados
invaden buena parte del país y Napoleón abdica para evitar un
derramamiento de sangre. Poco después el rey Louis XVIII de Borbón
desmoviliza el ejército y comienzan las persecuciones de los
bonapartistas. Ney es uno de los primeros en ser arrestados.
La Cámara de los Pares desea
utilizar al antiguo mariscal como ejemplo, y promueve un juicio contra
él en el que se le acusa de traición, por haber ayudado a Napoleón a
reinstaurar el Imperio en marzo del año pasado. Se le condena a muerte;
pero corre el rumor de que Ney es masón y espera la ayuda de otros
correligionarios, llegándose a mencionar al mismo Duque de Wellington,
que le sacarían del país y lo llevarían a América.
La mañana de hoy, el mariscal Ney
se presenta ante el pelotón de fusilamiento con aire arrogante que causa
cierta admiración y hace honor al sobrenombre que le pusiera el
Emperador "valiente entre los valientes". Rehúsa ponerse un antifaz y
como última voluntad pide dar la orden de fuego, exclamando "- Soldados,
disparadme al corazón...!"
Los monárquicos, inmersos en el
Terror Blanco, pretenden con esta ejecución causar el desánimo de los
republicanos y bonapartistas, en particular entre la oficialidad del
ejército, donde Napoleón tenía muchos leales. Sin embargo, la mayoría de
mariscales serán indultados por el rey con el tiempo.
17 diciembre 1815:
Represión del Liberalismo en España.
El rey Fernando VII de Borbón
sigue la premisa de las monarquías europeas de sustentar el Antiguo
Régimen frente a los cambios liberales impuestos por la Revolución
Francesa y propagados por Napoleón, pero a diferencia de los monarcas de
Austria o Rusia, este debe afrontarlos en su propio país, como hace
Louis XVIII de Borbón en Francia.
Desde su restauración en el trono
el pasado año, el soberano español revive todas las instituciones del
absolutismo existentes antes del inicio de la invasión francesa en 1808,
promueve la persecución de los "afrancesados" y las distintas clases de
liberales, desde los republicanos a los monárquicos parlamentarios.
El 5 de mayo emitió un decreto
aboliendo la Constitución liberal de 1812, y anula los decretos
aprobados por las Cortes de Cádiz durante la guerra, llegando a decir
"...como si nada de ello hubiera existido en el tiempo..." El 29 de
julio, el rey da otro gran paso involucionista al restaurar los
señoríos.
Los detractores del absolutismo
son implacablemente hostigados. Muchos españoles deben exiliarse o
afrontar su detención o su asesinato.
En septiembre tiene lugar el
primer Pronunciamiento militar de la historia española, cuando el
antiguo guerrillero Espoz y Mina planeó tomar la ciudad y la ciudadela
de Pamplona, para reinstaurar un gobierno liberal pidiendo la reunión de
las Cortes y la adopción de la Constitución de 1812, esperando que este
gesto se emulase en otras localidades. Pero el golpe fracasó por que sus
oficiales no quisieron secundarle y tuvo que huir a Francia
Tras este Pronunciamiento sigue
otro en La Coruña, esta vez liderado por el también ex-guerrillero Díaz
Porlier, que igualmente fracasó, pero sirvió de advertencia al monarca.
Hoy se intensifica la oleada
represiva. Se anuncian severos castigos a quienes se atrevan a
levantarse en armas contra el rey, y se persigue a todos los que
tuvieran una actuación destacada en las Cortes de Cádiz, que serán
enviados a cárceles en Ceuta, Melilla, el Peñón o Alhucemas. Los
militares y constitucionalistas célebres serán recluidos en castillos o
monasterios dentro de la península.
Lo más cínico de esta situación es
que durante la Guerra de la Independencia muchos españoles aguardaban el
retorno de Fernando VII, llegando a apodarle "El Deseado".
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Las Guerras
Napoleónicas: Epílogo, 2ª Parte.
Destierro de Napoleón.
1815 a 1821
17 octubre 1815
a 5 mayo 1821:
Napoleón en Santa Helena.
Como castigo por haber instigado varias guerras en Europa, el
ex-Emperador de Francia es encarcelado de por vida en una remota isla
situada en pleno océano Atlántico.
El islote
está
situado a unos 6.500 Km. de
Inglaterra, 2.900 Km. de Sudamérica, 2.800 Km. de El Cabo y 1.800 Km. de
la costa occidental africana. Fue descubierto por los portugueses en 1502,
pero los holandeses la colonizarían de forma permanente desde el 1645. La East India Company británica
les compró la isla, y la emplea para
reabastecer a los buques mercantes que navegan entre la India e
Inglaterra.
El 17 de octubre de 1815 Napoleón llega a la isla
abordo del barco "Northumberland", tras un largo y tedioso viaje
de unos tres meses, acompañado en su exilio por el mariscal Bertrand y los generales Goucourt
y Montholon,
doce criados, el Conde de Las Cases, que es un admirador, y el cirujano
irlandés Barry O’Meara, que se marchará en 1818.
Cuando se rindió a los británicos,
Napoleón esperaba que lo tratasen con generosidad, mas para ellos esta se
circunscribe al hecho de perdonarle la vida y no recluirlo en una
mazmorra. Pero Santa Helena tiene sólo unos 142 km2 de
superficie, está casi deshabitada y las únicas edificaciones son el fuerte
y las viviendas del asentamiento de Jamestown. El desolado paisaje de
clima tropical del islote se completa con algunas plantaciones.
Napoleón pasa el resto de sus días
prisionero en un ambiente de aburrimiento atroz, sin nada que hacer aparte
de pasear por las playas mirando al mar, charlar melancólicamente del
pasado o jugar a las cartas, mientras su salud se debilita
progresivamente. No se le permite tener contacto con su familia, ni con su
esposa María de Austria o su hijo.
El gobierno francés
considera peligrosa al resto de su familia, y el 12 de enero de 1816 se
aprueba una ley por la cual todos sus parientes deben abandonar Francia, aunque
al contrario que el depuesto emperador, los desterrados podrán elegir
su destino.
Las condiciones de confinamiento en
Santa Helena son
muy duras para Napoleón, acostumbrado a una vida suntuosa y llena de placeres.
Ahora residirá en una sencilla casa ajardinada de estilo colonial,
perteneciente a la humilde familia Balcombe.
El Conde de las Cases conversa a diario con
Bonaparte, que le cuenta toda su vida: desde las batallas que libró,
pasando por sus actuaciones políticas o los personajes que conoció, hasta
sus escarceos amorosos. Al final de cada jornada, Las Cases se retira a su
pobre morada y a la luz de un quinqué pone por escrito todo lo que
Napoleón le cuenta.
Les Cases redacta así el
célebre "Memorial de Santa Helena", auténtica autobiografía de Napoleón,
diciendo de sus campañas: “ - El vulgo no ha dejado de atribuir estas guerras a mi
ambición; pero ¿estaba en mi mano evitarlas...?, ¿No fueron siempre efecto de la
naturaleza y el imperio de las circunstancias... siendo constantemente una lucha
contra aquella perenne coalición de nuestros enemigos que nos ponían en la
situación de destruir o ser destruidos?”
Bonaparte pasa sus días
leyendo libros como
“Medea”, “La Iliada”,“Las
Revoluciones Romanas”,“Don Quijote de la Mancha”,“La Nueva Eloísa”,“La Jerusalén libertada”, “Gil Blas de Santillana”; “Las bodas de Fígaro”;
aparte de obras de Stael, Sevigné, Racines, Corneille, Fenelón...
Otros de sus entretenimientos consiste en resolver problemas de álgebra y
geometría. En unos meses aprende inglés, para entenderse con sus captores.
Sir Hudson Lowe, gobernador británico de la isla, y
de hecho el carcelero de Napoleón, le hace la existencia lo más difícil
que puede, pues le aborrece.
En gesto común de desprecio
le trata siempre de "general", mientras todos los criados y acompañantes
le llaman "Emperador". Censura toda la correspondencia y noticias que le
llegan del continente europeo, dándole las que resultan ignominiosas
mientras le roba las cartas elogiosas, para minar su moral.
Lowe somete al prisionero a
una estricta vigilancia, pues teme que pueda escapar como lo hiciera de
Santa Elba. Ordena que siempre esté en la línea visual de uno de los 125
soldados británicos de la guarnición, siguiéndole en sus paseos a pie o a
caballo. Bonaparte sale poco al exterior para evitar su acoso, pero los
guardias incluso le escrutan desde fuera de las ventanas. A veces el
prisionero se aleja de ellas, jugando a despistar a sus guardianes.
La perfidia de Lowe
respecto a Bonaparte aumenta. Para evitar sus tretas, le traslada a otro domicilio
más pequeño, donde no pueda esconderse, pero en el que hay ratas. Le restringirá el agua para que no pueda lavar su ropa
con asiduidad, y poco a poco irá privándole de alimentos: primero el
azúcar, luego el café, después el pan, más tarde la leche... Los únicos
lujos que le acaban quedando a Bonaparte son una cajita de rapé y otra de
tabletas de regaliz.
Napoleón se ve obligado a
vender su vajilla de plata para poder comprase mejor comida o encargar
vino de Sudáfrica, aunque en un gesto de orgullo le borra sus iniciales
imperiales, mas sólo por tenerlas le hubieran pagado mucho más, pues en
toda Europa los nostálgicos comienzan a pagar fuertes sumas por recuerdos
del Emperador: en la isla algunos oficiales británicos le ofrecen hasta
100 guineas por algunas piezas.
Lowe acaba despidiendo a
casi todos los criados de Bonaparte para sustituirlos por otros que en
realidad son espías. El Conde de las Cases será expulsado de la isla en
diciembre de 1816, el prisionero consigue hacerle llegar una carta donde
le ruega que se interese por su familia y que se ufane de su sincera
amistad con él.
Los desprecios, maltratos y privaciones
por parte del gobernador acaban haciendo mella en la salud de Napoleón, que
llega a decirle a la cara: “- El peor proceder de los ministros ingleses no ha sido el enviarnos
aquí, sino encargar a usted del mando de la isla... Usted es para nosotros un
azote mil veces más intolerable que las miserias de este espantoso lugar.”
Su ánimo decae con rapidez y se vuelve
apático, taciturno, triste y menos conversador; sus acompañantes sienten lástima
por él; ya desde el primer año se quejaba de frecuentes dolores de estómago y
cabeza mientras progresivamente ganaba peso. Su deterioro físico se acentúa tras
dar su último paseo en octubre de 1820, cayendo después gravemente
enfermo.
En abril del año de 1821 Bonaparte dicta
desde su cama un testamento de 40 páginas, beneficiando en particular a
Montholon, al que lega una fortuna de dos millones de francos; se rumorea que el
Emperador mantuvo relaciones con su esposa, consentidas por su general.
El 5 de mayo de 1821, fallece. Sus últimas palabras
son: "- Francia... Ejército... Josefina."
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