DE RE MILITARI

 Lista de correo de aficionados a la Militaria

 

Cronologías

 

 

  

Las Guerras Napoleónicas 

Capítulo XXV

marzo a junio 1814

 

Índice de épocas y temas disponibles en esta página:

Sexta Coalición: Invasión aliada de Francia septentrional II: marzo a abril 1814.

Fin del I Imperio Francés y Exilio de Bonaparte; abril a junio 1814

u Volver a Portada de Guerras Napoleónicas


 

Las Guerras Napoleónicas: Capítulo XXV, 1ª parte

Sexta Coalición

 Invasión Aliada de Francia Septentrional (II): 1814

 

1814

 

 2 a 3 marzo 1814:

Capitulación de Soissons

El 28 de febrero, mientras Napoleón persigue al Ejército de Silesia, Scharzemberg ordena al Príncipe sueco Bernadotte que movilice en su ayuda a la vanguardia de su Ejército del Norte, que avanza lentamente por Bélgica. Los Cuerpos de Ejército de los generales Winzingerode y Bulow entran en Francia con órdenes de unirse al contingente de Blücher.

El 1 de marzo Scharzemberg pide a Winzingerode y Bulow que tomen la plaza fuerte de Soissons, para facilitar la entrada del resto del Ejército del Norte y despejar el camino  hacia París al Ejército de Silesia; la capital es el objetivo principal de la campaña aliada.

La guarnición de Soissons la comanda el general Moreau, y entre sus tropas se halla la Legión del Vístula, una unidad polaca de élite, pero sólo tienen 6 cañones para su defensa, por lo que no podrán resistir durante mucho tiempo sin ayuda exterior. Napoleón informa de que irá a socorrerles, pero está demasiado lejos; aun así ordena tajantemente al general que vuele el puente sobre el Aisne para obstaculizar el avance aliado hacia París.

El 2 de marzo, Winzingerode y Bulow asaltan la villa, pero son rechazados por los defensores. Los Cuerpos de Ejército franceses de los mariscales Marmont y Mortier están más cerca y podrían ayudarles, pero tienen menos de 20.000 hombres, y su misión es interponerse entre el Ejército de Silesia y Paris.

El 3 de marzo, Napoleón se dirige a Soissons cruzando el Marne por Chateu Thierry; esperando llegar antes de que los prusianos tomen la plaza. Pero Moreau capitula el mismo día, pues los aliados prometen perdonarle la vida a él y a todos sus hombres, permitiéndoles salir de la villa con honores de guerra, lo cual cumplen, y así Blücher entra en la ciudad sin necesidad de luchar más. Bonaparte ordenará arrestar a Moreau.

Blücher deja 10.000 soldados en Soissons y cruza el río Aisne por el puente que Moreau dejó intacto. El 5 de marzo recibe refuerzos del Ejército del Norte, reuniendo 100.000 soldados en Reims. Marmont y Mortier intentarán recuperar Soissons ese día, en vano, uniéndose después a Napoleón, que tiene bajo su mando unos 68.000 hombres, situados entre Fismes y Berry au Bac, al sudeste de Craonne, en espera de refuerzos.

 6 marzo 1814: Macdonald y Oudinot se retiran ante el avance del Ejército de Bohemia.

 7 marzo 1814:

Batalla de Craonne

El día 6 de marzo, Blücher, que desea tanto un enfrentamiento como Bonaparte, emplaza su vanguardia, los Cuerpos de Ejército de los generales Sacken y Woronzoff en la granja Hertebise, a 3 millas de la villa de Craonne. Napoleón avanza hacia Chemin des Dames con la intención de tantear las posiciones del Ejército de Silesia al que cree haber aislado.

Blücher desea mantener abierta su ruta de suministros y comunicaciones por Soissons, a la par que abrirse camino hacia París preparando una gran ofensiva. Woronzoff despliega a sus rusos en primera línea, en lo alto de la meseta de Craonne, Sacken queda en reserva. Otra columna aliada avanza por Festiux para proteger su flanco izquierdo, formada por la infantería de Winzinegerode y la caballería de Von Yorck seguida de la infantería de Kleist y Yorck. En total, los aliados en el sector suman 85.000, en buena parte prusianos.

Napoleón pretende interrumpir la ofensiva aliada y obtener una victoria definitiva. Planea un ataque frontal desde Chemin des Damens con la infantería del 2º Cuerpo de Ejército del mariscal Víctor, apoyado por la caballería de Ney desde el flanco izquierdo, con la misión de envolver al enemigo por su derecha, por Ailles y Vassogne. Los franceses son 37.000, pero con la moral muy alta por creer que lucharán contra menos aliados que ellos.

El 7 de marzo a las 09:00 horas la potente artillería francesa abre fuego contra la meseta de Craonne. El impaciente mariscal Ney confunde la primera salva con la señal convenida para maniobrar a su caballería, y da la orden de avance cuando la infantería de Víctor aún no ha comenzado su ataque central. Hacia las 11:00 horas los jinetes deben desistir de su intento de flanqueo, pues los rusos de Woronzoff refuerzan su ala derecha, rechazándoles.

Ney organiza otro asalto contra la izquierda rusa. con apoyo de artillería, mientras Nansouty carga contra la derecha, y la infantería de Víctor contra el centro.

Los rusos ceden terreno en buen orden, por lo que Woronzoff los lanza al contraataque recuperando sus posiciones iniciales. Ney envía al frente varias unidades de caballería de la Guardia, que les detienen, mientras su ala derecha retrocede ante la presión conjunta de los infantes de Víctor, que cargan a la bayoneta calada, y los jinetes de Nansouty. 

Pero a las 14:00 horas, las avanzadillas de los 12.000 soldados de Winzingerode y Yorck comienzan a aparecer por la derecha de las tropas francesas, precisamente cuando la caballería de Ney están ascendiendo a la meseta, a punto de flanquear a Woronzoff.

Napoleón reacciona con rapidez, ordenando a Drouot que dirija 88 cañones de la Guardia contra el centro aliado, para hundirlo, mientras la infantería de la Vieja Guardia marcha contra las tropas del general Kleist, que avanzan demasiado separadas del resto de Cuerpo de Ejercito su columna.

Blücher ordena a los rusos de Woronzoff y a los prusianos de Sacken que se retiren hacia el norte de Laon, pues el grueso de la columna de Winzingerode y Yorck está demasiado lejos como para poder protegerles. La demora de su llegada se ha debido, además de la lentitud de maniobra, a que los oficiales han tomado caminos equivocados, lo que ha dado lugar a atascos en cruces, con mezcla de unidades y el consiguiente desorden.

Por la tarde, ya todo el Ejército de Silesia se retira perseguido hasta las 20:00 horas por los franceses, que se adueñan del terreno entre Chemin des Dames, Soissons y Laon, hacia donde se repliegan los coaligados, preparándose allí para otro nuevo enfrentamiento.

Los aliados sufren unas 5.000 bajas, la mayoría prusianos, en un enfrentamiento que Blücher debería haber ganado por la fuerza del número, pues pudo reunir el doble de hombres que sus adversarios. Los franceses tienen unas 5.400 bajas, casi todos de los Cuerpos de Víctor y Grouchy, en una victoria exigua que a Napoleón no le reporta ventaja estratégica alguna; ninguno de los contendientes consiguió lo que esperaba.

 8 marzo 1814: Combate de Etouvelles.

 8 marzo 1814: Los británicos del general Graham fracasan en Bergen Op Zoom, en Bélgica.

 8 marzo 1814:

Tratado de Chaumont.

Ante la presión diplomática del ministro británico Castlereagh, los representantes de las cuatro grandes potencias coaligadas, Rusia, Austria, Prusia e Inglaterra, se reúnen en Chaumont acordando que su alianza militar se mantendrá después de la inexorable derrota de Napoleón, con la finalidad de mantener el equilibrio de fuerzas en Europa y adoptar el mapa político que acuerden. Este tratado será el precedente de la futura Santa Alianza.

 9 a 10 marzo 1814

Batalla de Laon.

Tras retirarse de las alturas de Craonne, Blucher concentra a su Ejército de Silesia, reforzado por el Ejército del Norte del Príncipe Bernadotte, en Laon y sus inmediaciones.

Laon es una villa bien fortificada en lo alto de una colina que domina las planicies que se extienden al norte, en tanto que al sur, entre los caminos a Reims y Soissons, sólo hay un terreno pantanoso muy difícil de cruzar a caballo e impracticable para carruajes. Los pueblos de alrededor están bien fortificados y son fáciles de defender, como Bruyeres. Aun así, Napoleón intentará desalojar a los aliados de sus excelentes posiciones.

Blücher, que está cerca de Laon con la reserva de 36.000 prusianos y rusos de Sacken y Langeron, despliega en el sector al Cuerpo de Von Bulow, unos 17.000 prusianos que ocupan Semilly y Ardon, el de Winzingerode, unos 25.000 rusos apostados en las llanuras al norte de Laon, y finalmente los de Von Kleist y Von Yorck, unos 25.000 aliados posicionados al este de Laon  y en Athies. En total, los aliados suman unos 103.000.

A primeras horas del 9 de marzo, el mariscal Ney avanza en plena nevada hacia las localidades cercanas a Laon, por el lado del camino entre esta y Soissons. Esperaba asaltarlas una y una sorprendiendo a los aliados, pero son estos los que salen a su encuentro, y los franceses se retiran a Chivy, sólo 2 millas al sur de Laon.

En Chivy, el general Mortier se une a Ney, y juntos sus 30.000 soldados reanudan el avance, tomando las casas de las afueras de Semilly; pero al mediodía los aliados contraatacan y los asaltantes deben replegarse.

Napoleón se sorprende de hallar un enemigo que, aún siendo agresivo y superándole en más del doble de fuerzas, no se atreve a atacarle en campo abierto, prefiriendo parapetar casi todas sus unidades en las poblaciones fortificadas. Bonaparte tiene bajo su mando directo unos 7.000 soldados y el mariscal Marmont dispone de otros 10.000 hombres y 55 cañones, en total los franceses suman unos 47.000.

Blücher, que desde su puesto de observación en Laon puede contemplar todo el sector, intenta envolver a los franceses lanzando varias unidades de caballería sobre su flanco izquierdo, pero estos rechazan el intento. Los aliados creen enfrentarse a una vanguardia francesa, y no a todos los efectivos de que dispone Bonaparte.

Napoleón planea un doble ataque coordinado, enviando a Ney a ocupar Semilly y las poblaciones al sur de Laon como paso previo al asalto de la plaza, mientras Marmont presionará sobre el flanco izquierdo aliado, intentado envolverlo.

Durante las primeras horas de la tarde, varias unidades francesas de Ney toman algunas posiciones aliadas, pero su inferioridad hace que les resulte imposible mantener sus conquistas, pues los coaligados contraatacan siempre enviando más tropas, y continúan reteniendo Semilly.

Blücher moviliza su Reserva al este de Laon, previniendo que los franceses intenten un ataque principal contra la plaza por el camino de Reims; pero es sólo el Cuerpo de Marmont el que avanza por él. Los aliados aun no creen que los franceses en la zona sean todos los que puede movilizar Bonaparte, como sucede en realidad.

A las 10:00 horas, Marmont inicia el avance llegando a Festieux, y a mediodía consigue abrirse camino hasta Athies, logrando hacia las 17:00 horas desalojar a los aliados que lo defendían, y resiste sus contraataques hasta que cesan dos horas después, atrincherándose y levantando tiendas para pasar allí la noche.

Hacia las 18:00 horas, Napoleón envía a toda su infantería en apoyo de los ataques de Ney en Semilly, pero los aliados envían aún más tropas y el intento fracasa, los franceses del contingente de Bonaparte se repliegan a Chavignon, mientras Marmont continúa en Athies, ignorando que el resto del ejército francés se ha retirado y que ya no cuenta con ningún apoyo táctico, estando solo ante el contingente coaligado.

A las 19:30 horas, el Cuerpo de Ejército aliado de Von Yorck asalta el campamento de Marmont en Athies, arrasándolo por completo, capturando todos sus carruajes y 45 cañones, además de infringirle unas 3.500 bajas, un tercio de sus efectivos; tan sólo la intervención de unos 100 jinetes rezagados de la Vieja Guardia evita mayores pérdidas al salir de Festiux para proteger la desbandada francesa.

Poco después del amanecer del 10 de marzo, Blücher, de unos 70 años de edad, cae enfermo, y su Jefe de Estado Mayor, Gneisenau, cancela la orden de ataque dada por su comandante a las 08:00 horas. Napoleón, al percatarse de que los aliados no le han perseguido como esperaba, despliega de nuevo a sus tropas en una actitud desafiante.

Ante la pasividad del Ejército de Silesia, Bonaparte reanuda las hostilidades ordenando ataques contra las posiciones de los coaligados, que rechazan todos los asaltos franceses. Napoleón se convence de que sus acciones son inútiles contra la estrategia defensiva aliada, y a las 16:00 horas da orden de retirada, en dirección a Reims y Soissons.

En los dos días, los franceses han sufrido 6.000 bajas, y los aliados han unas 4.000.

En esta victoria Blücher tuvo la oportunidad de destruir a todo el ejército de Napoleón, que por menospreciar a los aliados se arriesgó demasiado contra un objetivo difícil de alcanzar; tras esta derrota evitará más acciones ofensivas a gran escala, pues ha perdido hombres y material de guerra que no puede reemplazar.

12 marzo 1814: La ciudad de Bordeaux se pronuncia contra Napoleón y a favor de los Borbones.

13 marzo 1814:

Batalla de Reims.

El 11 de marzo, Napoleón llega a Soissons con 30.000 soldados, sin ser hostigado por los aliados que le derrotaron el día anterior cerca de Laon. Geneisenau, temporalmente al mando del Ejército de Silesia por hallarse Blücher enfermo, se negó a perseguirle, a pesar de las protestas de los demás oficiales coaligados.

Al día siguiente, Bonaparte es informado de que su antiguo mariscal y virrey de Nápoles, Murat, se ha unido a la Coalición (lo cual sucedió en enero). El mismo día el Ejército de Silesia reanuda su campaña contra Napoleón, avanzando hacia el este el Cuerpo de Ejército del general Saint Priest, de unos 15.000 soldados rusos y prusianos.

El 13 de marzo, Napoleón decide recuperar la iniciativa, dirigiéndose hacia Reims al encuentro de esta unidad aliada.

A las 16:00 horas ordena a 10.000 de sus hombres que ataquen a las tropas de Saint Priest, cuyas líneas resultan arrolladas; el mismo resultará muerto en combate, sufriendo su contingente unas 3.000 bajas entre muertos y heridos, y otros 3.000 son capturados junto a 23 cañones. Los franceses tienen unas 1.000 bajas.

Esta rápida y gran victoria hace que Bonaparte recupere la confianza de sus soldados, que sin embargo están ahora en medio de dos grandes ejércitos aliados.

14 marzo 1814: Schwarzenberg avanza hacia Arcis sur Aube, camino de París.

17 marzo 1814: Schwarzenberg se detiene y acampa entre Arcis sur Aube y Troyes.

19 marzo 1814:

II Congreso de Chatillon

Tras ser suspendido en febrero por la falta de respuesta de Francia ante las exigencias de la Coalición, se vuelve a celebrar otra ronda de conversaciones entre los delegados de los diferentes países europeos implicados en la contienda.

Caulaincourt, representante francés, reabre el congreso al presentar una contrapropuesta, afirmando que su nación está dispuesta a devolver los territorios anexionados después de 1789 si a cambio se le permite participar de forma activa en la reorganización del mapa político europeo que tendría lugar una vez acabado el actual enfrentamiento armado.

Los representantes de las potencias aliadas se niegan; reafirmando que la guerra sólo podrá terminar con la abdicación de Napoleón y la rendición incondicional francesa.

17 marzo 1814: Combate de Fismes; Blücher derrota a Marmont.

18 marzo 1814: Combate de Bubna, el mariscal francés Augereau es derrotado.

19 a 24 marzo: Sitio de Maubeuge, en Bélgica.

19 marzo 1814: Capitulación de Lyon.

20 marzo 1814: Combate de Tarbes; Augerau es de nuevo derrotado en Limonest.

20 a 21 marzo 1814

Batalla de Arcis sur Aube.

Napoleón divide a sus fuerzas para defender París de los ejércitos aliados; él mismo, con unos 27.000 soldados, se dirige hacia Arcis para enfrentarse al Ejército de Bohemia del mariscal Schwarzenberg, y envía a los mariscales Mortier y Marmont con otros 21.000 hombres contra el Ejército de Silesia del general Blücher, que se acerca a la capital.

El 20 de marzo a las 11:00 horas, Napoleón inicia su marcha hacia Arcis sur Aube, pero Schwarzenberg ordena a sus 80.000 austriacos levantar los campamentos entre esta y Troyes, e iniciar una marcha para desplegarse más al norte; poco después las patrullas de reconocimiento aliadas encuentran a la columna francesa de Bonaparte.

Hacia las 14:00 horas los austriacos atacan por sorpresa la vanguardia de Bonaparte, que no había previsto tal posibilidad por esperar una escasa presencia aliada en el sector, ordenando al mariscal Ney repeler el asalto aliado y continuar; progresivamente se irán sumando más unidades aliadas y francesas al combate mientras otras están en camino.

Los 18.000 franceses de la vanguardia francesa del mariscal Ney logran tomar el pueblo de Arcis, para después librar una lucha desesperada, batiéndose a la defensiva contra los 20.000 soldados de la primera línea austriaca que contraatacan para recuperar el puente sobre el río Aube; las fuerzas de caballería e infantería de la Guardia Imperial intervienen en la mayoría de los enfrentamientos salvando la comprometida situación.

Schwarzenberg es remiso a enviar más tropas al frente por tener la creencia errónea de que Napoleón dispone de muchos más hombres y por lo tanto caería en una trampa si atacaba; al final del día los franceses se mantienen en la villa y el puente de Arcis, mientras los austriacos toman posiciones al sur de Arcis, entre Chaudry y Premierfait.

Al día siguiente llegan el resto de las tropas rezagadas de los respectivos contendientes; los aliados adquieren una ventaja numérica abrumadora, de casi 3 contra 1, Napoleón pretende atacarles hasta que observa personalmente el despliegue aliado en la llanura al sur de Arcis, e inmediatamente ordena una retirada general al norte, que será protegida por el Cuerpo de Ejército de mariscal Oudinot.

Schwarzenberg da la orden de acosar el repliegue francés demasiado tarde, a las 15:00 horas. Los soldados de Oudinot contienen la avalancha austriaca en Arcis, librando cruentos combates hasta que el mariscal manda volar el puente y se repliega tras haber contenido a los aliados con éxito, impidiéndoles perseguir a las tropas de Bonaparte.

En los dos días, los franceses han tenido 3.000 bajas y los aliados unas 4.000.

24 marzo 1814:

IV Consejo de Guerra Aliado.

Tras la batalla de Arcis sur Aube, los franceses se retiran pasando cerca de Vitry, guarnecida por 5.000 rusos, llegando el 23 de marzo a Saint Dizier, desde donde Napoleón planea hostigar la ruta de suministros y comunicaciones de los austriacos entre Chaumont y Langres; poco más puede hacer ya para impedir su avance hacia París. Schwarzenberg teme ver cortada su retirada y no ejecuta ninguna maniobra, indeciso.

Sin embargo sucede un hecho importarte: los soldados aliados interceptan una carta de Napoleón dirigida a su Emperatriz, Marie Luise, en la que describe su nuevo plan de operaciones, pretendiendo luchar mientras le queden hombres, reuniendo a todas las guarniciones y Cuerpos de Ejército, levantando en armas la población de Lorena y Champaña, como en tiempos revolucionarios, y atacar las rutas aliadas de suministros.

El 24 de marzo, los aliados celebran en Sommepuis un Consejo de Guerra, en el que se expone la carta. Los comandantes coaligados deciden tomar la capital lo antes posible, terminando así con una campaña que se prolonga más de lo esperado y amenaza con costar aún más vidas por la enconada resistencia de Bonaparte. El Zar Alejandro I es quien más presiona para alcanzar el anhelado objetivo.

En esencia, la estrategia aliada seguirá siendo la misma que la acordada a finales del pasado año, en el que se preveía la invasión de Francia, reuniendo unos 200.000 soldados en las inmediaciones de Châlons para tomar finalmente París.

Actualmente, restando los efectivos inmovilizados en guarniciones y vigilancia de caminos, los ejércitos coaligados disponen en territorio francés de los soldados previstos, pero el Ejército de Silesia ha estado inmovilizado por la mala salud del general Blücher, por lo que es Schwarzenberg quien abrirá la marcha, mientras el anterior protegerá su ruta de suministros desde Soissons; ambos ejércitos se unirán en Meaux y avanzarán juntos.

25 marzo 1814:

Batalla de Fere Champenoise.

El Ejército de Bohemia del mariscal Schwarzenberg, con unos 107.000 soldados aliados, reanuda su avance a París, cuando le salen al paso los Cuerpos de Ejército de Mortier y Marmont, 30.000 franceses cuya única misión es defender la capital. El desequilibrado enfrentamiento concluye con la derrota y retirada de estos, tras sufrir 5.000 bajas y abandonar gran cantidad de armamento. Los aliados tienen el camino libre hasta París.

26 marzo 1814:

Combate de Vitry

El día 23 de marzo Napoleón se propuso cambiar de estrategia al comprobar que ya no podía presentar batalla en campo abierto contra los ejércitos de la Coalición, demasiado mayores que el suyo, y se decide a hostigar sus rutas de suministros, mientras intenta reunir a todos los Cuerpos de Ejército franceses y evacuar las guarniciones para aumentar sus tropas y poder volver a enfrentarse a los invasores de forma más ortodoxa.

Bonaparte pasa por Vassy y después llega a Bar sur Aube, encontrando la mañana del 26 de marzo al Cuerpo de Ejército aliado del general Winzingerode, unos 8.000 jinetes y 40 cañones cuya misión es proteger la ruta de abastecimiento de Schwarzemberg, camino de París. Napoleón le ataca cuando se dirigía a Saint Dizier, obligándole a retirarse.

Napoleón sabrá del avance coaligado hacia París al día siguiente, pero decide continuar hostigando sus líneas de suministro hacia Alemania, confiando en que su hermano José y los mariscales Mortier y Marmont hayan preparado una buena defensa de la capital.

El 28 de marzo, Bonaparte cambiará de opinión y se dirige a París, pasando por Bar sur Aube, Troyes y Fontaineblau, pues recibe informes del pánico de los parisinos ante el avance aliado, a sólo dos jornadas de marcha de la capital. También averigua que muchos políticos, como Fouché y Tallyrand, conspiran ya a favor del exiliado rey Luis XVIII, pretendiente al trono de Francia. Pero el Ejército de Bohemia llegará antes a la capital.

26 marzo 1814: El general francés Maison reocupa Ghent, en Bélgica.

30 marzo 1814:

Batalla de París o de Montmartre.

La noche del 29 de marzo, el Ejército de Bohemia del Príncipe Karl Felix Schwarzenberg y el general Barclay de Tolly, con 63.000 soldados rusos y 44.000 austriacos y alemanes, llega a la vista del norte de París; más al norte se aproxima la vanguardia del Ejército de Silesia, 38.000 prusianos y rusos al mando del viejo general Gebhard Leberecht Blucher. En total los aliados congregan cerca de la capital del Sena unos 145.000 soldados.

El Zar Alejandro I de Rusia pretende entrar en París como Napoleón Bonaparte lo hiciera en Moscú, con tal objetivo ha venido hasta aquí desde su lejano país. El rey Federico Guillermo III de Prusia apoya al Zar en su deseo de vengar la ocupación francesa de su nación; Blucher ha jurado que volará el puente dedicado a la victoria de Jena.

París, monumental metrópolis que a principios de siglo tenía 547.000 habitantes, está desprotegida ante los ejércitos de la Coalición. José Bonaparte, nombrado Lugarteniente del Reino y comandante supremo de la guarnición de París por su hermano, el Emperador Napoleón I, apenas ha hecho nada para mejorar las defensas en los dos últimos meses.

Los franceses siempre confiaron en detener a los posibles invasores en la línea de plazas fortificadas y fuertes poligonales que protegen las fronteras del reino. En los últimos 400 años la ciudad no ha sido atacada y su fortificación es insuficiente para resistir el asalto de un gran ejército; consta de unos viejos muros por los que se puede acceder al interior de la ciudad a través de 56 puertas, que hacen de París una ciudad muy difícil de defender.

Muchos de los parisinos se vuelven histéricos ante la perspectiva de un bombardeo, combates callejeros o saqueos, abandonando la ciudad por las puertas del sur en largas columnas de carruajes, como hizo el día anterior la Emperatriz Marie Louise, junto a los ministros, los miembros del Consejo de Estado y la Reina de Westfalia; escoltados por unos 4.000 soldados de la Guardia Imperial. José Bonaparte y el mariscal Marmont asumen en la práctica la defensa de París.

El Lugarteniente del Reino acude al norte de la ciudad a observar la situación, escoltado por 1.200 soldados de la Guardia Imperial. Decide emplazar 84 cañones en las colinas de Montmartre, al norte, y Belleville, al noreste, ordenando a todos sus mariscales que acudan al norte de la capital, para desplegar sus Cuerpos de Ejército en una línea entre ambas posiciones fuertes; los defensores suman 42.000 hombres y 154 cañones; sin contar con 20.000 trabajadores movilizados para colaborar en las tareas de defensa.

El mariscal Mortier tiene bajo su mando unos 12.000 soldados de la Joven Guardia, veteranos y bien equipados, que quedarán en reserva; el Cuerpo de Ejército del mariscal Marmont tiene otros 15.000 soldados de infantería de Línea, muchos de ellos reclutas inexpertos; y por último, el Cuerpo del mariscal Moncey tiene otros 15.000, gran parte adolescentes y ancianos mal armados, o levas procedentes de la Guardia Nacional. Otros 18.000 reclutas guardan el palacio de Versalles y sus inmediaciones, fuera de la capital.

Moncey defenderá el flanco izquierdo, en el sector de Montmartre; Mortier la línea central, entre Montmartre y Saint Gervais; y Marmont el flanco derecho, en Saint Gervais y Belleville; al este se destacan algunas fuerzas para guarnecer el sector de Vincennes, en cuya École Militaire se guardan cañones, municiones y varios miles de fusiles nuevos. El rey José permanece en Montmartre con una gran batería de artillería y la Joven Guardia.

La disciplina entre los milicianos franceses es tan mala que aprovechan la oscuridad para saquear las casas abandonadas por los refugiados en los suburbios, esperando culpar después a los aliados. Muchos parisinos de las clases bajas creen equívocamente que la coyuntura durará poco por que Napoleón está muy cerca y vendrá a salvarles.

Al amanecer del 30 de marzo los aliados despliegan gradualmente su línea ante la capital a medida que las unidades van llegando desde el norte y se detienen en sus puestos asignados; muchos parisinos y vecinos de los pueblos colindantes se congregan en las cercanías de París, provistos de catalejos para observar la inminente batalla.

En el ala derecha están el Cuerpo ruso de Langeron, delante de Montmartre, y los prusianos de Kleist y Von Yorck, entre Montmartre y Belleville. El centro aliado está dirigido por los propios Schwarzemberg y Barclay de Tolly, emplazados ante Saint Gervais y Belleville, en el ala izquierda está el 3º Cuerpo de Granaderos rusos del general Raevsky y los Cosacos de Pahlen, entre el de Belleville y el norte de Vincennes.

Al norte, la columna de Blücher marcha hacia Auberville, mientras que el 4º Cuerpo del Príncipe de Wurttemberg, rodea las defensas de Vincennes e intenta llegar a Charenton, al sureste de París. Las reservas aliadas constan de ocho regimientos de Coraceros rusos, emplazados al norte de Belleville.

Pasadas las 06:00 de la mañana comienzan los combates en el sector de Romainville, donde las tropas rusas de Barclay de Tolly atacan a la división francesa de Compans, que primero retrocede y después contraataca con apoyo de artillería y del 11º regimiento de Voltigeurs de la Joven Guardia enviados por Mortier, que hacen retroceder a los rusos hacia las 08:00 horas.

Mientras, más al norte de la capital, el general Blucher ataca Auberville, y al sureste, el Príncipe de Wurtemberg consigue llegar a Charenton siguiendo la ribera del Sena, encontrando escasa resistencia, no como sucede al norte, donde los franceses defienden su capital con desesperado frenesí.

Cuatro regimientos de Coraceros rusos atacan desde Pantin, al norte de Belleville, pero actúan sin ningún apoyo y la artillería francesa de Marmont les castiga duramente, siendo después repelidos por un contraataque de la caballería francesa. Poco después la Guardia Prusiana envuelve Belleville y los defensores del mariscal Marmont se retiran; el segundo contraataque de los Granaderos a caballo de la Vieja Guardia es detenido por la artillería aliada; cuya infantería toma Belleville, deshaciendo al flanco derecho francés.

Entre Montmartre y Belleville la avalancha de infantería rusa y prusiana hace retroceder a toda la Joven Guardia, rodeando a un grupo de soldados en Saint Denis. El general polaco Niegolewski, con 80 Lanceros y algunos Coraceros del general Lafitte intentan abrirse camino hasta ellos para llevarles munición, pero tras varias cargas infructuosas, el desmoralizado mariscal Mortier ordena retirada; la Guardia Nacional resiste hasta que los prusianos la rodean por completo y se rinde, cayendo así todo el centro francés.

Los Cuerpos rusos de Langeron y Rudsevich asaltan las posiciones francesas de Montmartre, las últimas y mejor defendidas, donde los soldados disparan sus cañones y fusiles sin cesar; el propio mariscal Marmont les dirige cubierto de sangre, barro y hollín; Mortier también participa activamente, aunque sin ninguna esperanza.

La batalla está ya perdida para los franceses, que no tienen líneas regulares defensivas que protejan la capital. Sólo combaten algunos grupos más o menos organizados que se apostan en las casas y azoteas de la periferia, preparados para luchar hasta la muerte; otros han preferido abandonar las armas, perdiéndose entre los callejones de París.

La Vieja Guardia resiste en Coubervoie y la Joven Guardia en Saint Denís, negándose a rendirse si no es con honores; están rodeados por los aliados y no tienen posibilidad de escapar o ser socorridos. Aún son muchos quienes esperan la aparición de Napoleón.

A las 16:00 horas los ejércitos coaligados interrumpen el fuego, manteniéndose en las afueras de la gran ciudad, sobre la que se cierne una tensa calma. El Lugarteniente del Reino, José, abandona París, insinuando a Marmont que rinda la capital para evitar su destrucción acompañada de una masacre; 18.000 franceses yacen muertos o malheridos.

El Zar Alejandro I se hace con el control de los acontecimientos, exclamando ante Orlov. "...Dios me ha hecho poderoso y ha dado la victoria a mis ejércitos, por que El desea que yo asegure la paz en el mundo...". Orlov va a parlamentar con Marmont, que le lleva a su mansión para concretar los términos de una capitulación respetuosa para las vidas y los bienes de los parisinos, tanto civiles como militares. Los aliados aceptan.

A las 02:00 horas de la madrugada del 31 de marzo, el mariscal Marmont firma la capitulación de París, que en la práctica supone el principio del fin del I Imperio Francés. Napoleón se entera en Juvisy, a sólo 12 millas de la capital. Sintiéndose traicionado, se dirigirá mañana hacia Fonteineblau para reunir a su ejército e intentar recuperar Paris.

31 marzo 1814:

Los Aliados entran en París.

Al amanecer del 31 de marzo, los restos de las tropas francesas que habían intentado defender París la abandonan organizados en dos columnas, con los mariscales Marmont y Mortier al frente de cada una; tristes, pero conservando su honor y sus armas para luchar otro día, parten hacia Essones y Mennecy.

Talleyrand entrega las llaves de la ciudad al Zar Alejandro I, poco después acudirán a él los diputados parisinos, para entregarle un pliego donde se acuerda la entrega de las instituciones municipales, formalizando la capitulación de la ciudad. El Zar lo colocará bajo la almohada de su cama por la noche.

En la plaza de Los Inválidos, un grupo de soldados aliados arroja a una gran hoguera las banderas y estandartes imperiales capturados, mientras fuera de la ciudad las tropas de élite coaligadas se visten con uniformes de gala, pulen sus botones y enceran sus botas, preparándose para una impresionante entrada triunfal.

A las 11:00 horas, los Guardias rusos y prusianos comienzan a desfilar, entrando a través de la Puerta de Pantin, precedidos de fanfarrias de trompetas y redobles de tambores. Tras ellos cabalga el Zar montado en su corcel Eclipse, en compañía del rey de Prusia, a su izquierda, y el mariscal Schwarzenberg a su derecha, seguidos de una comitiva de 1.000 oficiales de las distintas nacionalidades de la Coalición, Granaderos rusos y austriacos, infantes de la Guardia prusiana, caballería de la Guardia rusa y finalmente 47 escuadrones de Coraceros rusos.

Los milicianos de la Guardia Nacional, que ayer luchaban por defender las calles, hoy se ven obligados a rendir honores a los aliados, formando en dos líneas paralelas en las aceras de las vías públicas por las que pasa la comitiva.

Para tranquilizar a la población, el Zar vocifera repetidas veces en francés durante el desfile: "- No he venido como vuestro enemigo, he venido para traeros paz y comercio...!" En una de estas ocasiones, un parisino le sale al paso replicándole con júbilo: " - Le hemos esperado durante mucho tiempo...! Otros añaden con alegría: "- Larga vida al Zar...!"

En las calles, en las ventanas y balcones, encima de carruajes o encaramados en los árboles se agolpan multitud de franceses que se quedaron a esperar el desenlace de la batalla del día anterior, en su gran mayoría partidarios del Antiguo Régimen, nostálgicos de la monarquía borbónica que fue abolida por la Revolución, y que reciben con vítores a los aliados esperando a que la restablezcan, gritando: "- Larga vida a los Borbones...!

El desfile triunfal dura unas 5 horas, dando un ambiente festivo a la ciudad; incluso algunas mujeres salen de entre la multitud para subirse a la grupa de los jinetes aliados.

Después de tantos años de guerras y las penalidades que traen consigo, es destacable el que los vencedores no traten con revanchismo a los vencidos. Los austriacos son los más amigables, por el contrario los prusianos se muestran más antipáticos. Muchos soldados y oficiales de la Coalición son franceses que emigraron tras la Revolución, que hoy por fin retornan a la capital de su patria.

Los Cosacos serán particularmente agasajados por los parisinos debido al temor que les inspiran; para congraciarse con ellos les ofrecerán gratis las mejores carnes y bebidas en los mesones y restaurantes, permitiéndoles dormir donde deseen, hasta en mansiones y palacios, lujos a los que no están acostumbrados; sus rudos modales desconciertan a los refinados franceses. Algunos acampan y lavan su ropa en los Campos Elíseos.

La primera medida de los vencedores una vez ocupada París será nombrar al general ruso Sacken como nuevo gobernador militar interino.

La caída de París en manos aliadas socava profundamente la reputación de Napoleón. En periódicos franceses y británicos se le llama cobarde y charlatán, comparándole con Atila, el rey Huno que asoló Europa en el siglo V, o se le caricaturiza de forma burlesca. En Inglaterra, su fama de carnicero es tal que las madres asustan a sus hijos con "Boney"; lo cierto es que en los salones de toda Europa  ya se le conoce como El Monstruo.

 u Volver a Portada de Guerras Napoleónicas


Las Guerras Napoleónicas: Capítulo XXV, 2ª parte

Sexta Coalición

 Fin del I Imperio Francés y Exilio de Napoleón: abril a junio 1814

 

1814

 

 1 a 2 abril 1814:

Nuevo Gobierno de Francia.

Charles Maurice de Talleyrand fue uno de los más leales ministros de Napoleón desde 1807 a 1809, cuando este le cesó al descubrir que intrigaba con Fouché para derrocarle, paradójico teniendo en cuenta que Talleyrand ayudó a Bonaparte a alcanzar el poder.

Ahora, Con los soldados aliados protegiendo a los monárquicos de París, Talleyrand se manifiesta en público como firme partidario de la restauración del Antiguo Régimen, y recibe cordialmente en París al Zar Alejandro I de Rusia y al Rey Federico Guillermo III de Prusia; es él quien les dio las llaves de la ciudad.

El 1 de abril, Talleyrand, siguiendo además los más firmes deseos de los monarcas coaligados que le amparan, elige un Gobierno Provisional para Francia, despreciando el hecho de que el Emperador Napoleón I aún vive y se encuentre en el país, en concreto en su residencia de Fontaineblau. La Emperatriz regente Marie Louise y el gabinete de ministros napoleónicos también se encuentran en la nación, aunque fuera de Paris.

El 2 de abril, Talleyrand culmina el fulminante proceso de transición hacia un estado monárquico al lograr que el Senado y el Cuerpo Legislativo destituyan a Napoleón; que restará importancia a estos actos y considerará al ambiguo político como otro traidor oportunista más de los muchos que le abandonan en estos malos tiempos para él.

 3 a 6 abril 1814:

Abdicación de Napoleón I.

En Fontaineblau, Bonaparte logra reunir 60.000 soldados con el objetivo de recuperar París, y prepara un gobierno provisional para contrarrestar al que los coaligados y los monárquicos franceses han elegido en la capital, para movilizar a las masas y alzarlas contra los invasores en acciones guerrilleras.

Pero la realidad es demoledora: sus enemigos controlan el noroeste del país, parte del sur, y también la capital, con unos 145.000 soldados acampando en ella y los alrededores; muchos de los franceses le han dado la espalda, y no creen en su causa, que, como él sabía, se sostenía solo mientras lograse victorias, a diferencia de sus adversarios, que han podido movilizar continuamente a sus pueblos contra él.

En un Consejo de Guerra celebrado en Fontaineblau con sus jefes de Estado Mayor, Napoleón expone sus temerarios planes, siendo interrumpido por el mariscal Ney, que dice tajantemente "- El ejército no marchará a París" a lo cual Bonaparte replica "- Los soldados me obedecerán." Ney le dice "- Los soldados obedecerán a sus generales."

Después de tantos años de guerra, muchos oficiales y soldados regulares están hastiados. Sin la lealtad del ejército, Bonaparte sabe que no puede mantenerse como Emperador de Francia, y menos aún con monarcas enemigos en el interior de sus fronteras, protegiendo a sus detractores para que actúen sin reparos contra él.

El 4 de abril, tras abandonar sus planes militares, Napoleón anuncia que dejará el trono a favor de su hijo, que ostenta el pomposo título de Rey de Roma.

Pero los monarcas aliados, aparte de aborrecerle, no quieren que instaure una dinastía por considerarla ilegítima de origen, al no descender Bonaparte de familia real alguna; los monarcas coaligados pretenden restaurar a uno de sus iguales, un noble de extirpe, a un descendiente de la casa de Borbón, la que reinaba en Francia hasta la Revolución.

Los monarcas aliados ignoran la propuesta, pero el Gobierno Provisional de París la acepta inmediatamente y propone la candidatura de Luis XVIII de Borbón como nuevo rey de Francia. Pero este gesto no tiene valor mientras el Emperador siga en el país.

El 5 de abril, Marmont se cansa de la obsesión de Napoleón por mantenerse en el poder, y rinde su Cuerpo de Ejército, de 11.000 soldados, a los austriacos; de todas formas, Bonaparte le despreciaba abiertamente por haber rendido París a los aliados, y ya no tenía ningún futuro a su lado, por lo que se pasa a los monárquicos.

Otros militares se distancian de Napoleón hasta abandonarle, para unirse a los partidarios del Antiguo Régimen, como los mariscales Ney, Macdonald y Oudinot, o los generales de división Compans, Souham o Bordesoulle. En el ejército se celebran comités secretos; algunos oficiales siguen fieles a Bonaparte, como el mariscal Berthier o el general Palet, pero otros deciden no obedecerle o transmitir sus órdenes, en clara insubordinación. Los mariscales más leales le piden que abdique.

El 6 de abril, Napoleón se percata de que pronto no tendrá los suficientes apoyos ni tan siquiera para asegurar su propia seguridad personal, y decide abdicar sin condiciones, renunciando a todos sus derechos adquiridos sobre el trono francés. Los aliados ven cumplido por fin su deseo, exigiendo que lo rubrique en un documento oficial, cuyas cláusulas deben redactar y aprobar; en esencia comprenden la abdicación y el exilio.

A la noche siguiente, los soldados de la Vieja Guardia, enterados de las tribulaciones de Napoleón, se dirigen a su residencia para mostrarle su lealtad hasta la muerte, coreando: "-Viva el Emperador...! Abajo los traidores...!" Este fanatismo conmueve a Bonaparte, y pide voluntarios para escoltarle a un futuro destierro; todos responden entusiasmados. Entre sus fieles aún hay varios centenares de polacos.

10 abril 1814: Batalla de Toulouse, al sur de Francia, entre británicos y franceses.

11 abril 1814:

Tratado de Fontainebleau.

Napoleón se ve obligado por los líderes de la Coalición y los monárquicos franceses a firmar el que será conocido como el Tratado de Fontaineblau, por el cual renuncia al trono de Francia, aunque retiene el título de Emperador de forma honorífica.

Su soberanía se restringe al gobierno de la pequeña isla mediterránea de Elba, a la que se le destierra con una escolta personal de 500 infantes, 120 jinetes y 120 artilleros de su elección. Para que disfrute de una existencia muy digna y placentera recibirá del reino francés una asignación anual vitalicia de 2 millones de francos.

Esa misma noche Bonaparte intentará suicidarse ingiriendo una veneno compuesto de Opio, Belladona y Eléboro. A la mañana siguiente es encontrado enfermo, pero no grave. El coronel británico Sir Neil Campbell, comisionado para encargarse de la custodia de su arresto domiciliario, le describe como "...un animal encerrado en una jaula, que camina ansiosamente de un lado a otro de su habitación; sin afeitar, despeinado..."

14 abril 1814: El futuro rey Luis XVIII desembarca en Calais, Francia.

14 abril 1814: Rendición de la guarnición francesa de Hüningen, en Alsacia.

 3 a 4 mayo 1814:

Luís XVIII, nuevo rey de Francia.

El Gobierno Provisional francés acepta la abdicación de Napoleón en los términos del Tratado de Fontaineblau, ofreciendo el trono al hermano del rey Luís XVI, decapitado en 1793, durante la Revolución.

Desde entonces, este superviviente de la casa real de Borbón ha estado vagando por las cortes europeas, ignorado y olvidado por todos, pero a los monarcas aliados les satisface que vuelva para reinstaurar el Antiguo Régimen; y el 14 de abril desembarca en Calais.

El 3 de mayo, Luís XVIII entra solemnemente en París como rey, mientras Napoleón está en la costa mediterránea a punto de zarpar a su forzado exilio en la isla de Santa Elba.

Sin embargo, los ideales revolucionarios han calado muy hondo en la sociedad francesa, y los que desean la continuidad del Despotismo Ilustrado son poquísimos. La mayoría de la gente quiere que el nuevo rey acepte una Constitución por la que acepte respetar los derechos individuales y colectivos del pueblo, cediendo casi todo el poder al Parlamento.

El 4 de mayo, el rey jura una Constitución aparentemente más liberal que la promulgada por Napoleón en 1804, antes de proclamarse Emperador. Pero en realidad, es muy conservadora. Diseñada a partir del modelo británico, determina que la legislación está en manos de los ministros, que sólo son responsables ante el rey. Y sin embargo acepta el Código Napoleónico.

Uno de los aspectos mas anglófilos que contempla la nueva Constitución es la posibilidad de que el rey pueda designar Pares del Reino, de cargo hereditario. El primero en obtener dicha distinción será el el mariscal Marmont; así el rey le muestra su agradecimiento por haber capitulado París y ser el primero en abandonar a Napoleón.

Marmont, Duque de Ragusa, será nombrado además Capitán de la Guardia Real; pero durante el resto de su vida, será despreciado por los napoleónicos, acuñando el término "ragusada" como sinónimo de traición; a sus soldados les llamarán "la compañía de Judas"

El nuevo regente tendrá el apoyo del clero, la nobleza, las clases altas y la alta burguesía, que esperan de él que se comporte como un defensor de las libertades revolucionarias y a la vez un restaurador de la cara más amable del Antiguo Régimen. Pero en breve, el rey comenzará a inmiscuirse en asuntos de gobierno sin ningún disimulo.

Pero una parte del pueblo llano y el ejército seguirán fieles al exiliado Napoleón.

 4 mayo 1814:

Napoleón desterrado en Santa Elba.

El 20 de abril, Napoleón se despide de los soldados de la Vieja Guardia que no pueden acompañarle al exilio. En uno de sus discursos más recordados y emotivos, alaba entre lágrimas el coraje y fidelidad que le han demostrado durante 20 años, diciéndoles que ahora deben continuar al servicio de Francia, y que les lleva en el corazón.

El 28 de abril, Bonaparte abandona Fontaineblau disfrazado, para evitar ser reconocido por los numerosos enemigos que ahora tiene en el país, en compañía de un pequeño grupo de invitados, sirvientes, y una provisión de alimentos y bebidas selectas, partiendo hacia el puerto de Marsella, en la costa mediterránea.

Los aliados le permiten llevar consigo al exilio una escolta de hasta 1.000 hombres de su elección. Casi todos los soldados elegidos proceden de la Vieja Guardia. Hay 100 artilleros, 300 Granaderos, 300 Cazadores, 100 Lanceros polacos y 21 Marines; sólo de la artillería de la Guardia se presentaron más de 400 voluntarios.

En el cortejo de Napoleón figuran los generales Bertrand y Drouot. Otros quisieron unirse a la comitiva, estando dispuestos a  formar parte de la escolta como soldados rasos. Un personaje pelicular del personal de servicio es el contable italiano encargado de gestionar el cobro de los pagos anuales que el nuevo gobierno francés ha prometido a Bonaparte.

El 4 de abril, Napoleón llega a Marsella, embarcando en el buque de guerra británico Undanunted, que lo transporta a Portoferraio, en la pequeña isla de Santa Elba, situada muy cerca de la costa italiana de Toscana. Su nuevo reino tiene una extensión de 12 millas de ancho por 18 millas de largo, albergando una población de 110.000 personas.

Napoleón regirá el Principado de Santa Elba de forma suntuosa, ostentando un poder absoluto. Inmediatamente reforma sus leyes y sistema de gobierno, para después dedicarse a la construcción de caminos y edificios públicos, como un tribunal o un teatro.

Residirá en la Pazzina dei Muline, un soberbio palacio que decorará a su estilo. En una sala encarga realizar frescos mostrando escenas de su campaña en Egipto. Su otro hogar será una opulenta casa en San Martino, en el interior de la isla, a la que llamará Bijou.

Durante su estancia en la isla recibirá continuos informes de la situación en Francia, esperando el momento propicio para escapar del destierro y recuperar su imperio.

27 mayo 1814:

Fin del sitio de Hamburgo.

El año anterior, durante la II Guerra de Liberación, el mariscal Louis Davout, al mando del 13º Cuerpo de Ejército francés, unos 15.000 infantes y 5.000 jinetes, fue destinado a Hamburgo, ciudad que se había rebelado contra el Imperio Francés.

Bonaparte le ordena mantener la ciudad a toda costa, confiscando las viviendas, equipos y alimentos que necesitara para mantener su ocupación, además de exigir a sus ciudadanos el pago de 50 millones de francos como castigo por su rebeldía. Los hospitales de la ciudad albergarán a los enfermos y heridos de la campaña francesa, hasta 10.000.

Pero tras la derrota en la batalla de Leipzig en octubre, Napoleón se retira de Alemania el 4 de noviembre con los restos de la Grande Armée, dejando una serie de guarniciones en plazas fuertes para obstaculizar el avance aliado, planeando que más tarde podrían servirle como bases de operaciones en la reconquista de la Confederación del Rin.

Hamburgo es una de las guarniciones francesas que quedan así abandonadas a su suerte; los ejércitos aliados enseguida les ponen sitio a todas, intentando rendirlas por hambre.

Davout intenta ganarse a los ciudadanos con los que habrá de convivir sólo y en territorio enemigo. Así que en lugar de expropiarles, se incauta el dinero de la multa del Banco de Hamburgo, y reúne víveres para unos 8 meses sin recurrir a requisas masivas. Para evitar una hambruna posterior, permite la salida de 25.000 civiles, advirtiendo a quienes se quedasen que debían tener alimentos para resistir al menos un año de asedio.

Una vez comenzado el asedio, Davout se dedica a organizar la defensa, determinado a no rendirse ni ser capturado. Raciona los alimentos, refuerza todas las fortificaciones y emplaza estratégicamente en ellas los 350 cañones con los que cuenta, de tal forma que batan la zona circundante sin dejar ningún punto muerto; la ciudad parece inexpugnable, por que además el mariscal francés tiene fama de no haber sido nunca derrotado.

En diciembre, los Ejércitos del Norte y de Polonia, al mando de Bernadotte, Príncipe de Suecia y el general ruso Bennigsen, se congregan alrededor de la gran ciudad dispuestos a tomarla por asalto, alcanzando sus efectivos 120.000 soldados, casi el 10% del total de los ejércitos coaligados.

Pero Bernadotte conocía las fuertes defensas de Hamburgo y no deseaba arriesgar a sus hombres en un asalto que tenía muchas probabilidades de fracasar, por lo que ordenó a los 60.000 suecos y alemanes bajo su mando que abandonasen el cerco, pensando en emplearlos en la ofensiva para liberar Bélgica de la ocupación francesa; a finales de diciembre los aliados comenzarían la invasión de Francia.

El 9 de febrero de este año, los rusos del general Beningsen intenta abrir una brecha y hacer entrar una columna, pero Davout acude rápidamente al sector, hace traer la artillería que de reserva e infantería de otros puestos, causando graves estragos entre los sitiadores, que deben desistir de su empeño, como sucederá el día 17.

La noche del 27 de febrero, los rusos intentan un tercer asalto, pero Davout ordena el lanzamiento de bengalas, poniendo al descubierto a las tropas y las baterías de los sitiadores; la potente artillería francesa causa otra masacre.

Beningsen se limitará a esperar que los defensores agoten sus alimentos y se rindan por hambre, la mayoría de las guarniciones francesas claudican una por una de esta forma; pero Hamburgo aún cuenta con provisiones para dos meses cuando el 25 de abril Davout es informado de la abdicación de Bonaparte, acaecida unos veinte días antes; pero el mariscal no lo cree y espera confirmación.

El 30 de abril, el nuevo gobierno de Francia ordena al mariscal Davout que entregue la plaza a los alemanes, retornando honorablemente con sus hombres a la patria. El mariscal duda sobre si debe su lealtad al depuesto Napoleón o al nuevo gobierno monárquico; finalmente se decide por acatar al rey Luís XVIII cuando este llega oficialmente al trono.

Hoy, 27 de mayo, el 13º Cuerpo de Ejército francés abandona Hamburgo con todo su armamento, equipos y estandartes. Durante el asedio, los franceses tuvieron unas 11.000 bajas, en su mayoría por enfermedades o heridas mal curadas.

Davout abandona el servicio activo y se retira a su residencia de Savigny sur Orge; poco después será acusado de deslealtad al nuevo monarca, por no haber rendido la plaza hasta haber confirmado la abdicación de Bonaparte, así como de apropiación indebida, por la enajenación del dinero del Banco de Hamburgo, lo que no se demostrará, pero lo cierto es que su reputación en Francia disminuye, y Alemania le odian.

29 mayo 1814: Muerte de Josephine Beauharnais, primera esposa de Napoleón.

30 mayo 1814:

I Tratado de París.

Los delegados de la victoriosa Coalición cimponen a Francia 33 condiciones generosos por su derrota: se restablecen las fronteras de 1792, pero los territorios de Saboya, Alsacia, el Sarre y el territorio pontificio de Aviñón siguen en manos francesas. Inglaterra se apropia de Malta, pero devuelve los puestos coloniales en Asia, América y África.

Otras cláusulas contemplan la reconciliación con los partidarios de Bonaparte, que no podrán ser perseguidos y podrán emigrar si lo desean; la navegabilidad y libre comercio por el Rin es otro punto importante del tratado.

Cabe destacar el que los vencedores no impongan ninguna sanción económica, gesto que raras veces se ha dado en la historia de la humanidad, y con el que los monarcas aliados muestran la veracidad de lo que manifestaron desde un principio: su guerra era contra Napoleón, y no contra los franceses.

En Alemania, la ausencia de castigos o sanciones a Francia indigna a muchos ciudadanos que han padecido la ocupación napoleónica, dándose manifestaciones y disturbios que ni siquiera la devolución a Berlín del grupo escultórico de la Puerta de Brandemburgo, saqueado por los franceses, consigue aplacar.

La guerra ha terminado oficialmente y la Sexta Coalición se disuelve, los soldados aliados retornarán progresivamente a sus hogares. Los diplomáticos volverán a reunirse para reorganizar el mapa político del resto de Europa, trastocado por las acciones de Bonaparte, a quien algunos políticos desean exiliar a un más lejos del continente...

 7 a 20  junio 1814:

Celebraciones en Londres.

El 7 de junio, el Zar Alejandro I de Rusia y el Rey Federico Guillermo III de Prusia desembarcan en el puerto de Dover con una comitiva entre la que figuran altos oficiales como los mariscales Blücher y Barclay de Tolly o el general Platov, y otros políticos europeos como los Príncipes de Metternich y Leichtestein.

Son recibidos por una alborozada multitud de británicos, deseosos de ver y tocar a los protagonistas de las guerras que hasta ahora sólo conocían por noticias de la prensa. La comitiva se dirige hacia Londres, siendo aclamada con fanatismo por los ciudadanos de las villas que encuentran a su paso, e incluso los campesinos les vitorean en los caminos.

Ya en la capital, los londinenses forman tal algarabía que desenganchan los caballos del carruaje del rey prusiano y lo empujan ellos mismos por las calles; y como el Zar había anunciado su deseo de visitar al Príncipe Regente, una muchedumbre le espera aglomerada a la puerta de palacio.

El Zar ruso, el Rey prusiano y el Príncipe austriaco Metternich son recibidos por el Príncipe de Gales, manteniendo una conversación sobre asuntos religiosos. Alejandro I es el más popular, pasando por Hyde Park vestido con uniforme británico tras recibir el doctorado honorífico en Oxford; una vez en palacio, los londinenses reclamarán que se asome al balcón para saludarles hasta veinte veces. Después visitará la Abadía de Westminster, el Museo Británico e incluso contemplará las famosas carreras de caballos de Ascot.

Pero de entre los invitados continentales son los Cosacos de la escolta del general Platov quienes atraen el mayor el interés de los ingleses, por el exotismo de su rudo aspecto, barbudos con el rostro cubierto de cicatrices, y los relatos que han leído sobre su ferocidad en combate durante los pasados tres años de campaña europea.

El 16 de junio, los monarcas y sus generales son invitados por los mercaderes y banqueros londinenses a disfrutar de una suntuosa cena, en la que se reúnen hasta 700 comensales que disfrutan del suculento ágape servido en vajilla de oro mientras son deleitados por músicos italianos; aunque la Gran Duquesa Catalina de Rusia protesta por que no puede soportar sus melodías, situación que terminó en un embarazoso incidente con el Príncipe Regente.

Dos días después, el Zar ruso, el Rey de Prusia, el Primer Ministro austriaco, el Duque de Wellington, Blücher y Barclay de Tolly son invitados a otra cena, esta vez ofrecida por el Ayuntamiento de Londres, pero ya por entonces corre el rumor de que el Zar se siente incómodo en Inglaterra y desea retornar a su patria.

El 20 de junio tiene lugar la última ceremonia destacada de la celebración de la victoria aliada, en la que los monarcas y sus generales asisten a un gran desfile de 12.000 soldados británicos en Hyde Park. Después la comitiva abandona Londres para dirigirse al puerto de Dover, donde embarcarán a Francia, y desde allí retornarán a sus respectivos países.

 1 noviembre 1814: comienza el Congreso de Viena.

24 diciembre 1814: Tratado de Gante.


Aquí finaliza esta cronología. 

u Volver a Portada de Guerras Napoleónicas

Si eres miembro De Re Militari, También puedes consultar otros Servicios en Línea.